“Me gustaría que te definieses a ti mismo”, arranca Andrés. Una pregunta que puede ser más difícil de responder de lo que parece, pero que Carlos resuelve con convicción. “El punto a destacar sobre mi es la pasión/obsesión/locura. Yo no entiendo otra manera de hacer las cosas que no sea desde el empuje, desde el corazón. Soy terriblemente impulsivo pero, por otro lado, extremadamente analítico”, detalla el empresario.

En este sentido, Carlos espera de Andrés que le ayude a cambiar su punto de vista, entre otras cuestiones, para aprender a delegar. “Todo el cambio de dimensión que estamos experimentando me obligará a delegar mucho más y yo necesito que alguien me ayude. Ahora mismo no estoy preparado para eso porque no lo he hecho nunca ni sé lo que nos vamos a encontrar. Por eso necesito gente que me aporte cosas que yo no he visto”.

A la pregunta sobre cuál es su principal debilidad, Carlos Ripoll reconoce que es la ignorancia ante la rápida evolución del sector, que dificulta el cambio de etapa. Como fortaleza, destaca su resiliencia: “Yo soy un arruinado del sector de la construcción que ha tenido muchísimos problemas. Hasta que he dado con la combinación de paellas en takeaway, yo he cerrado un restaurante, me han echado de varias ediciones de foodtrucks… Mi principal fortaleza es no dejarme caer”.

En cuanto a su manera de dirigir un equipo, Carlos destaca, por un lado, su disposición a dejarse asesorar. “Como me rodeo de gente en cada área que, en lo suyo, es extremadamente mejor que yo, me dejo asesorar totalmente. De hecho, hay veces que dejo hacer incluso demasiado”, explica. Sin embargo, si detecta hostilidad hacia alguna decisión, reconoce que no sigue un patrón muy racional. “Depende muchísimo de la situación. Muchas veces, ni siquiera dejo hablar. Necesito trabajar con gente que viva el negocio como yo. De hecho, he tenido compañeros buenísimos de los que he tenido que prescindir por esta falta de entusiasmo”, reflexiona.

Ante este autoanálisis, Andrés Carrión apunta a Carlos Ripoll qué punto debe trabajar especialmente para tener éxito en el siguiente paso que debe dar su empresa. “Yo creo que donde hay que trabajar más es en exprimir lo que te puede entregar tu equipo. Si buscas un equipo conformado por excelentes profesionales, exprímelo. Que te den lo mejor. Guárdate tu impulsividad. Deja hablar a todos. Escucha, porque la tormenta de ideas es lo mejor. Si tienes un equipo en el que confías, deja que hable. Interioriza lo que te digan y después, da tu opinión y la directriz que debe seguir”, aconseja.

Un análisis que ayuda a Carlos, a su vez, a extraer sus propias conclusiones. Entre ellas, la soledad que ha experimentado por no apoyarse tanto en su equipo como hubiera podido hacerlo. “Hablar con Andrés me ha dado la oportunidad de darme cuenta de lo solo que he estado. No quiere decir que no confíe en el equipo, sino que le tengo que dar muchísima más importancia. Apoyarme en él para poder desarrollar a largo plazo un proyecto tan bonito como el que tenemos”. Un grupo que constituye, sin duda, un soporte fundamental sobre el que seguir construyendo su negocio.