experto
Que la unión hace la fuerza es algo que hemos oído todos desde nuestra más tierna infancia. La colaboración está en la base de la sociedad humana y esa fuerza tan primitiva puede resultar extraordinariamente valiosa en tiempos difíciles.
Si hay algo que tienen en común todas las crisis es la incertidumbre y la de la COVID-19 no iba a ser menos. Sin embargo, no es el único elemento que comparten. Tal y como explica el sénior de SECOT Rafael Rodríguez Castaño, “la realidad es que todas las crisis abren nuevas ventanas a nuevos negocios. Eso sí, para llegar a ellos es necesaria una premisa previa: sobrevivir. De las crisis se puede salir y una de las posibles herramientas para lograrlo es una alianza estratégica”.
Ingeniero industrial Sénior de SECOT
Hola. Soy Rafael Rodríguez Castaño, ingeniero industrial y Sénior de la Escuela SECOT de Emprendedores desde 2016. He desempeñado mi actividad profesional en distintas empresas como Control Presupuestario, Metro de Madrid, Renfe, Banesto y Banco Santander.
En 2003 inicié mi propia actividad empresarial con la creación de una sociedad para el asesoramiento en el ámbito económico financiero, así como en procesos de refinanciación y de compraventa de sociedades.
En SECOT me responsabilizo en la delegación de Madrid de la relación con los medios de comunicación y de las redes sociales.
Ese periodo en el que las empresas deben luchar por su supervivencia requiere reaccionar con la máxima rapidez. Analizar su situación real, optimizar los medios productivos y centrarse en el core de su negocio, es decir, aquello que sabe hacer y en lo que es especialista, son las tres claves en las que se debe enfocar lo antes posible.
A partir de ahí, se puede plantear la alianza estratégica que permitirá a varias empresas apoyarse entre sí para salir adelante. “Bajo ese nombre tan potente, que a priori puede sonar como exclusivo de grandes corporaciones, las alianzas estratégicas son actuaciones que, en realidad, se pueden aplicar a cualquier tipo de empresa. Es más, se pueden contemplar incluso para las actividades desarrolladas por autónomos”, explica el experto.
Antes de plantearse una de esas alianzas, lo primero que hay que hacer es desterrar algunos mitos. Por ejemplo, que estos movimientos son un signo de debilidad. “Al contrario. Se trata herramientas que, a través de la empatía y el diálogo, proporcionan en el corto plazo soluciones a problemas comunes, refuerzan nuestras fortalezas y apuntalan nuestra supervivencia”, destaca Rodríguez. Algo especialmente importante cuando miles de pymes vuelven a la actividad después de un cierre forzado y, además, lo hacen con nuevas exigencias, como puede ser la compra de material de protección para clientes y empleados.
Aliarse con la competencia también puede dar cierto vértigo. Sin embargo, no se debe olvidar que los competidores están pasando por las mismas situaciones y circunstancias que nosotros. Tampoco que comparten con nuestra empresa objetivos comunes con los mismos segmentos de clientes. “La crisis es la misma para todos y, en especial, para los que atendemos al mismo segmento de mercado”, recuerda Rafael Rodríguez.
Ahora bien, ¿cómo plantearse una alianza estratégica?, ¿cómo elegir a los nuevos aliados?, ¿qué forma deberá tener esta colaboración? Aunque estos movimientos no son habituales entre muchas pymes, sí que pueden resultar esenciales para asegurar su futuro, especialmente en tiempos en los que reina la incertidumbre. “Una unión temporal puede superar una crisis duradera”, defiende Rafael Rodríguez, que desgrana a continuación algunos de los aspectos que se deben tener en cuenta a la hora de plantearla.
Existen algunos puntos clave que permiten detectar posibles alianzas. Para ello, lo primero que debe saber la pyme es qué busca en un posible socio y cuáles son sus necesidades. Además, debe analizar sus propias fortalezas para saber qué puede ofrecer a sus potenciales socios y actuales competidores.
Una vez realizado este análisis, toca identificar potenciales socios que compartan el mismo objetivo y contactar con ellos. En este sentido, es necesario definir muy claramente los siguientes puntos:
– Objetivo.
– Ámbito de actuación.
– Aportación de recursos por las partes.
– Mecanismos de gestión.
– Duración.
El concepto de economía colaborativa, que es la que supone un intercambio entre particulares de bienes y servicios a cambio de una compensación pactada entre ambos, se puede trasladar al ámbito de los profesionales o empresas. Así, encontraríamos un ámbito de colaboración que coincide en los mismos objetivos, que se apoya en las mismas plataformas digitales y que tiene las mismas ventajas: optimización de recursos, mayor oferta para el consumidor final, acceso a financiación y generación de un ecosistema basado en el compromiso, la solidaridad y la generación de ideas.
Tal y como advierte Rafael Rodríguez, plantear una alianza estratégica no consiste inicialmente en proponer una relación societaria. Más bien se trata de proponer una unión temporal (UT). Esta unión debe cumplir con los siguientes puntos:
– Limitada en el Tiempo.
– De utilidad común.
– Con gestión Conjunta.
– Con unos objetivos definidos, claros, determinados y concretos.
– Con una correcta definición y valoración de los recursos aportados para establecer con claridad el retorno y reparto de los beneficios futuros. Pueden ser materiales, capital, tecnológicos, de conocimiento de mercado, fuerza de ventas, canales de distribución, rcursos humanos…
Además, plantear una alianza estratégica no siempre requiere establecer una nueva empresa o sociedad. Se puede compartir la logística, la fuerza de ventas, crear una central de compras o asociar factores productivos para realizar una actividad, entre otros ejemplos.
Ana Vidal, jefa de Compras Corporativas de BBVA, recuerda que es en los momentos de crisis cuando una relación basada en la colaboración puede ser, además de ventajosa, imprescindible.
“La crisis de la COVID-19 nos exige adquirir grandes cantidades de material sanitario necesario para la atención a nuestros clientes, una compra que ha resultado complicada para muchas pymes que no han podido acceder a ciertos productos. Para atenderla, en España y en otros países, ha habido muchos casos de alianzas entre pequeñas, medianas y también grandes empresas que han accedido al mercado de estos productos de manera directa, inteligente y económica”, explica.
Para las pymes, generar sinergias con otros negocios aporta ciertos beneficios. Por ejemplo, la concentración de los volúmenes de compra de las pymes y autónomos que se organizan como grupo implica llegar a los proveedores con pedidos más atractivos que, en general, se traducen en mejores precios y condiciones de suministro para el grupo de empresas. Este aprovechamiento de la agregación de volúmenes de distintas empresas para acceder a los mercados en las mejores condiciones se llama sinergia.
Existen distintos formatos que permiten a las empresas colaborar y unir fuerzas. Ana Vidal destaca las siguientes:
– Centrales de compras: permiten atender a empresas del mismo sector con necesidades concretas comunes o a empresas de diferentes sectores que se unen para negociar y comprar suministros generales como material de oficina, servicios de limpieza, impresos, servicios de logística, material informático…
– Creación de una sociedad entre pymes: permiten llevar a cabo la contratación conjunta de servicios de uso común entre empresas vecinas. Por ejemplo, las diferentes empresas que trabajan desde un mismo edificio, un mismo polígono industrial o un mismo barrio, pueden aliarse para la compra conjunta de servicios de limpieza, comedores, logística… estableciendo condiciones de reparto de uso y de coste
– Cooperativas: estas sociedades se crean para dar una ventaja a sus socios (en este caso sería la compra de materiales comunes en mejores condiciones), pero no tienen un objetivo de rentabilidad.
– Cámaras de Comercio: asesoran a pymes en las mejores opciones para la compra de materiales.
– Consorcios: ayudan a compartir gastos en la exportación de productos o a establecer un canal de comercialización conjunto.
El conocimiento, junto con la experiencia, es uno de los bienes más valiosos en el ámbito empresarial.
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