En realidad, más que elegir una u otra modalidad, las empresas deben encontrar la manera en que ambas puedan coordinarse. Precisamente ahora que tantas empresas se plantean el retorno de sus trabajadores a la oficina es cuando deben planificar cómo será esa vuelta, teniendo en cuenta la posibilidad de que se produzcan nuevas restricciones a la movilidad ante futuros rebrotes de la pandemia.

Para María José Jiménez, “en este nuevo entorno laboral, el trabajo presencial y el trabajo en remoto deben coexistir de manera sistémica y armónica. Evidentemente, esto conllevará un cambio importante en el modelo laboral y en la gestión del mismo”

El ensayo forzado que han realizado tantas empresas con el teletrabajo les puede servir para incorporar a su realidad una modalidad que aportar una gran cantidad de ventajas al propio negocio. Entre ellas se encuentra la mejora en la satisfacción de los empleados, en su implicación y en la eficacia del trabajo.

“Con el trabajo en remoto se abre un abanico de posibilidades para poder gestionar tu tiempo y tu espacio: dejan de ser esenciales factores como el tiempo de desplazamiento o el lugar de residencia, al tiempo que se facilitan otros como la conciliación familiar y laboral. Esto nos ayuda a conseguir una mayor satisfacción del empleado y facilitarle el desarrollo de su trabajo. Todo ello se traduce en un beneficio directo para la empresa: mejora la eficacia en su trabajo, hay una mayor implicación y se construye una mejor reputación de la empresa”, explica María José Jiménez.

Eso sí, para poder extraer los beneficios del teletrabajo, es imprescindible una buena planificación y una disciplina que permita cumplir con los objetivos marcados. También es necesario un cambio en la capacitación digital tanto del empleador como del empleado. “El teletrabajo está obligando a las empresas y a los trabajadores a digitalizarse, una asignatura pendiente que parece que vamos aprobando. Sin duda, la necesidad es un acelerador del aprendizaje”, destaca la experta.

En cualquier caso, cada empresa debe diseñar su nuevo modelo de trabajo, adecuado a las circunstancias tan especiales que nos deja la pandemia del COVID-19. Un plan que debe conciliar las necesidades de la empresa con las circunstancias y preferencias de los trabajadores, ya que no todas las modalidades se pueden implantar en todas las actividades empresariales. A continuación, María José Jiménez y Antonio Marín ofrecen algunas claves para acertar.

David Andrés Pérez también aconseja ejecutar planes de retorno a la oficina, que se pueden aplicar también en las pymes. Para ello, es interesante seguir los siguientes principios:

-Sé prudente: vela por la salud de tus empleados. En el caso de BBVA, los empleados que volverán gradualmente a la oficina serán aquellos que no han dado positivo, no tienen síntomas y no están en cuarentena.

– Plantea un retorno gradual, progresivo y dinámico, sin perder de vista la última información y datos disponibles, que te ayudarán a tomar las mejores decisiones.

– Plantea turnos y horarios flexibles para minimizar el riesgo de contagio.

– Habilita medidas de higiene y seguridad estrictas. En el caso de BBVA, se han definido protocolos para garantizar que todos, tanto en las sucursales como en las oficinas centrales, cuenten con las medidas de seguridad e higiene adecuadas, como control de accesos, distancia mínima entre puestos de trabajo o uso obligatorio de desinfectante para manos, pañuelos y mascarillas.

– Establece protocolos de identificación temprana para reaccionar ante cualquier imprevisto: las tecnologías te pueden ayudar en este sentido.